lunes, mayo 29, 2006

Noches

Algunas noches me despierto de madrugada.
Intento concentrarme en los ronquidos de Perra-Foca, en los ruidecillos que hace el Pobre-Conejo al beber agua.
Inexplicablemente, son sonidos que me relajan.
Perfilo todo lo que puedo mi cuatro corporal y clavo los ojos en la pared.
Pienso entonces en tortugas, enormes y preciosos caparazones.
Aprieto con los dedos la almohada y me niego a girarme.
No quiero ver la ausencia.


Otras noches pienso en ciudades que no existen, iguanas que no compré,
amaneceres que me envuelven, frutas que se comen con piel,
el quejido de una guitarra y una camiseta a rayas.
Sonrío y me giro para dormir al revés.

PD: Definitivamente era un buen vino.

5 Comments:

Blogger terminus said...

Hola ea!
Son los sonidos familiares los que te acunan. Siempre necesitamos algo cercano que nos arrulle.
El próximo post, el de la receta, va dedicado a tí.

Un Beso

Edu

10:29 p. m.  
Blogger Ea! said...

Qué detallazo.
Como me salga rico te envío un poco por MRW (aunque te advierto de que las probabilidades de que esto ocurra son escasas)

12:01 p. m.  
Blogger coco said...

Precioso post.

12:02 a. m.  
Blogger coco said...

Y guirigay, definitivamente, es un turista maricón que se abanica con un pay-pay haciendo mucho ruido. Un beso.

12:03 a. m.  
Anonymous Anónimo said...

Los ronquidos, los suspiros, hasta los pedetes soporiferos de nuestra familia-mascota,nos recuerdan que ellos y solo ellos son integrantes exclusivos de nuestra perfecta burbuja, solo ellos nos entienden y solo a ellos entendemos.

11:08 a. m.  

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